miércoles, 31 de agosto de 2011

Las cosas en su sitio. 'El castigo sin venganza' de Lope de Vega.


Existe una costumbre fatídicamente extendida entre críticos y comentaristas culturales de todo pelaje que me enerva sobremanera, y a la que ni siquiera Carlos Boyero, del que se puede decir a su favor que no suele incurrir en los tópicos, amaneramientos y pedantadas de bastantes de sus compañeros de profesión, fue capaz de sustraerse, como pude comprobar en un artículo que publicó en Babelia hace unas cuantas semanas. Esta manía se define por equiparar cualquier obra de carácter narrativo (sea libro, película, obra teatral) que haya alcanzado la fibra sensible del crítico en cuestión con la labor literaria del bardo de Stratford-upon-Avon u otros compatriotas. ¿Cuántas veces no han leído u oído que obras como El Padrino o Yo, Claudio son comparables o descendientes legítimas de la dramaturgia de William Shakespeare? Aparte de evidentes errores de atribución (si hubiese que buscar antecedentes para las dos sagas antes mencionadas, ¿no sería más lógico aludir, en ambos casos, a las Vidas de los Césares, de Suetonio, del que Shakespeare extrajo puñados de inspiración?), estos son claros indicios de una ceguera, a mi modo ver, preocupante. ¿Por qué una tragedia contemporánea es shakespeariana, y no calderoniana o lopesca?


martes, 30 de agosto de 2011

John Waters (III). Coqueteos con el mainstream y síntomas de debilidad: 'Polyester' (1981) y 'Hairspray' (1988).


Vamos con la tercera entrega de Waters, aquella en la que el director se encamina hacia senderos más acomodaticios próximos al mainstream. Después de la Trilogía Trash, el director volvió a encontrarse con Divine en Polyester (1981), “rodada en Odorama”. Explico esto: en las entradas de los cines se adjuntaba a la entrada una cartulina, en la que, rascando según el orden de la película, se podía oler lo que aparecía en pantalla. A día de hoy resulta imposible ver la película de esa manera, y sin embargo, los “paréntesis Odorama” ahí se han quedado. Sea como fuere, Polyester sigue la línea de madurez en la dirección que ya se venía intuyendo en Waters.

jueves, 25 de agosto de 2011

Imágenes de la crisis: Batman Begins (Christopher Nolan, 2005).



El realizador inglés Christopher Nolan se ha convertido en uno de los más aclamados y comentados de la actualidad gracias a una serie de películas tan densas en ideas como narrativamente intrincadas, con especial fijación por la mente humana y sus mecanismos más oscuros. En Memento (2000)y Origen (2010)se atrevió a zambullirse completamente en el subconsciente, resultando estas sus películas menos interesantes para servidor, pues son aquellas en las que, a pesar de su artificiosidad narrativa, todas las claves argumentales y/o morales del relato quedaban completamente despejadas de cara al espectador, como quien hace una pregunta muy complicada y luego se la responde a sí mismo, sin dar espacio a que su interlocutor reflexione. Es por ello que, paradójicamente, considero como las mejores cintas de su filmografía sus dos películas más inmersas dentro de los cánones industriales de Hollywood; me refiero, obviamente, al díptico sobre el Señor de la Noche, Batman, que el verano que viene se convertirá en trilogía con el estreno de la esperadísima tercera entrega, titulada The Dark Knight Rises (2012), con la que Nolan planea cerrar su ambiciosa saga.