jueves, 13 de octubre de 2011

Jacques Demy (III): 'Piel de asno' (1970), 'The pied piper' (1972) y 'No te puedes fiar ni de la cigüeña' (1973).

En el anterior post, dejé a Jacques Demy regresando a Francia, tras la fallida experiencia americana que supuso para él Model shop. Tras haber rechazado un proyecto con Ingrid Bergman y Anthony Quinn, aborda Piel de asno (Peau d’âne, 1970), adaptación del cuento de Charles Perrault. Colaborando de nuevo con Catherine Deneuve como protagonista y con Michel Legrand como responsable de la música, se trata de una revisión del cuento pensada por Demy desde el enfoque que le hubiera dado cuando era niño.

Así pues, la creatividad y la imaginación están al servicio del filme que rinde claramente homenaje a los títulos más emblemáticos del mítico Jean Cocteau (La bella y la bestia, Orfeo, etc). Esto se aprecia tanto en el uso dramático que se hace de variados trucajes como en la cita de sus versos o, sobre todo, en la aparición de Jean Marais como padre de la princesa protagonista. La película cuenta cómo, tras haber recibido la proposición de matrimonio por parte de su propio padre, la princesita Deneuve huye de su castillo, auspiciada por el Hada Violeta y vestida con una sucia piel de asno, para pasar desapercibida entre el pueblo y evitar el compromiso. Sin embargo, un príncipe quedará encandilado del encanto de la chica a la que todos llaman 'Piel de asno' y decidirá esposarse con ella.

Además de con Marais y Deneuve, el filme cuenta con Jacques Perrin en su segunda colaboración con Demy como el príncipe y la estupenda Delphine Seyrig como el Hada Violeta. Más que de un musical, se trata de una película de fantasía que nos invita a revivir por una hora y media nuestra infancia, y lo hace con una cuidada dirección de arte, creativos trucajes y hermosos temas de Michel Legrand. Sin embargo, a pesar del evidente esfuerzo del realizador y su equipo, el hecho de venir de un fracaso en taquilla como Model shop mermó bastante el presupuesto del filme, y aunque en un principio las previsiones indicaban que se podría financiar sin problema, Demy y Deneuve tuvieron que invertir parte de su sueldo en la producción, que superó en casi un millón de francos el presupuesto original de 4 millones. No obstante, a pesar de contar con una figuración más limitada que en proyectos anteriores y haberse realizado en decorados más austeros, se trata de un filme genial rebosante de ingenio y de candor: un hermoso trabajo de un artista que desea hacer sentir bien a su público, recuperando la ingenua felicidad de la infancia.

Aunque no logró las cifras en taquilla de sus dos filmes anteriores rodados en Francia, Demy colocó sin problemas su película entre las 10 más vistas del año en Francia. La película cuenta con cierta tradición allí y muchos entonces niños recuerdan momentos como el que, al ir a abrir un huevo, Deneuve se topa con un pollito ya crecido, mientras hace un Pastel de Amor para su príncipe. Asimismo, no son pocos los comentarios en Youtube de gente que ha llegado a hacerlo y no lo ha encontrado tan delicioso como para enamorarse. Pero eso ya es otra cuestión.
Debido a que se veía con dificultad de afrontar proyectos de mayor envergadura como los realizados a mediados de los sesenta, Jacques Demy acepta el encargo por parte de productores británicos de adaptar la historia de El flautista de Hamelín. Con un guión firmado en su mayor parte por otros dos guionistas, Demy aporta su buen hacer en la dirección en un título, la verdad, bastante discreto. Se trata de The pied piper (1972). A pesar de contar con una buena dirección de arte y un evidente y generoso presupuesto, el guión es débil y da muchas vueltas para tratar de estirar la premisa argumental del cuento de toda la vida. Los actores John Hurt y Donald Pleasance dan cierto empaque a un reparto de actores prácticamente desconocidos entre los que se encuentra el cantante de moda entonces Donovan (al que, por más que se le colocase como cabeza de cartel en los posters, apenas se le dan unas pocas escenas. Su escaso mérito como actor intenta suplirlo con alguna cancioncilla para los fans en lo que es, sin duda, un reclamo publicitario bastante burdo).

Poco más hay que destacar de The pied piper / Le joueur de flûte, salvo que se hace algo pesada y que, aunque está bien resuelta en el terreno de la dirección (Demy apuesta por el uso de planos secuencia casi más que en ninguna otra película), se llega a hacer pesada.
La suerte no mejoró para Jacques Demy con su siguiente proyecto, desafortunadamente. Tratando de obtener ingresos para abordar títulos de mayor envergadura, decidió hacer una comedia ligera (o no tanto, según algunos análisis más recientes) con la pareja de moda entonces, tanto en el cine como en la vida real: Catherine Deneuve (en su cuarto y último rol para Demy) y el siempre genial Marcello Mastroianni. Así nace L'événement le plus important depuis que l'homme a marché sur la Lune (1973, en español: No te puedes fiar de la cigueña), una coproducción francoitaliana que se distribuyó en Italia con el nombre de Niente di grave, suo marito è incinto: sin duda tres títulos imposibles para el que es, junto a Parking (1985), el trabajo más endeble del cineasta francés.

La premisa argumental de la película es que el profesor de autoescuela Marco Mazetti (Mastroianni), se queda embarazado, sin aparente explicación. Deneuve hace de su preocupada mujer. Los médicos, tras realizar sus investigaciones, le dicen que el embarazo es fruto de los productos químicos que se aplican hoy día a los productos alimentarios. Tras la consternación por la extrañeza del caso y la resonancia en los medios de comunicación, resulta que todo ha sido para nada. Y la película acaba, sin justificación aparente de la hinchazón de Mastroianni, con la pareja protagonista (o más bien la película en sí) habiendo vendido humo para nada, pero acaba en boda, lo cual presuponen los productores que es algo bonito y alegre.

Demy reconoció a posteriori haberse doblegado a todas las sugerencias de los productores con tal de acabar el trabajo en un tiempo ajustado y estrenar cuanto antes, confiando en la efectividad de la propuesta. Así pues, la versión estrenada en Francia y la estrenada en Italia de la película son muy diferentes. En primer lugar, en el proceso de doblaje, los diálogos fueron alterados con humor barato exaltando lo guays que son los italianos y lo manoflojas que son los franceses; en segundo, la estúpida, vulgar y hortera secuencia de créditos francesa en la que aparece hasta la cara del apuntador, se sustituye por unos simples rótulos blancos sobre negro, que duran los 4 minutos de la canción de Mireille Mathieu que da título a la película; en tercer lugar, los finales son distintos, y el orden de las escenas se altera. En el final francés, los mojigatos productores, preocupados por el hecho de que la gente imaginara a Mastroianni dando a luz un hijo a través de su uretra, decidieron acabar con el desenlace original de la historia y colocaron la escena de la boda en sustitución; la versión italiana acaba con Mastroianni poniéndose de parto y con distintos hombres resultando embarazados en distintas partes del país, así como el debate sobre el caso y futuras subvenciones en el parlamento. Estas escenas aparecen en la versión francesa de manera gratuita a mitad de la película, y se quedan en nada y sin justificación, dado que Mastroianni al final no da a luz.
La mala suerte del filme continúa en la versión distribuida en España en DVD, en la que las intervenciones musicales de la cantante Mireille Mathieu (sí, tiene una escena gratuita que no aporta nada a la trama, metida con calzador con fines comerciales), desaparecen del montaje final. Asimismo, se ha optado por dejar para el público español el infame aborto del final francés.

La idea de la cinta nació al preguntarse Demy cómo llevaría un hombre quedarse embarazado, mientras seguía con atención el embarazo de su mujer, Agnès Varda. En revisiones posteriores, algunos han querido ver una propuesta de debate feminista en la película, pues en la época de su realización cuestiones como el aborto o los anticonceptivos estaban en el ojo del huracán. Demy insinúa que si fuéramos los hombres los que tuviéramos que pasar por esa situación, se abordarían estos temas de una manera mucho más benévola.

Sin embargo, el resultado es fallido en su mayor parte, bastante soso e insulso, por más que Mastroianni se esmere en darle dignidad a un producto que se nota rodado con poca pasión y cediendo en cualquier punto controvertido en favor de los productores. El filme fue un sonado fracaso y dejó a Demy sin trabajo durante más de un lustro, así como la reputación muy mermada por algunos años más.

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