sábado, 19 de marzo de 2011

James Bond: medio siglo disparando a la pantalla (I). Sean Connery y el éxito mundial.


La serie James Bond es, sin duda, una de las sagas cinematográficas más exitosas y longevas de la historia del cine. Desde su primera aparición en la pantalla grande en 1962 en la recordada Agente 007 contra el Doctor No (Terence Young, 1962), el popular agente ha vivido en el inconsciente colectivo a lo largo del medio siglo que en breves va a cumplir, cinco décadas de momentos altos y bajos en las que más de una vez se le ha dado por muerto. Cinco décadas, como es evidente, dan para mucho, y en ellas el personaje ha ido variando para tratar de adaptarse a las exigencias de cada época: nació humildemente, se convirtió en un fenómeno mundial precursor del cine de acción, murió, se convirtió en una franquicia de lo más estándar, volvió a morir, etc etc… Parece que con las últimas cintas de Daniel Craig se quiere dotar de una nueva entidad al personaje, pero los problemas económicos de la Metro Goldwyn Mayer hacen dudar de su futuro. En cualquier caso, resulta interesante ver la evolución del personaje y de su 'subgénero' (chicas, coches, gadgets, etc…).

De la mano y la pluma de Ian Fleming, ex–marino y militar británico metido a escritor con su retiro, nació James Bond en 1953, año en el que se publica su primera novela, Casino Royale. Éste y sus sucesores le granjean bastante popularidad a su autor. Fleming se apoderó del nombre de un ornitólogo que no conocía y le añadió al personaje una serie de rasgos que en parte eran autobiográficos: el autor había visitado muchas partes del mundo así como había servido al gobierno británico. También era “un hijo de la Guerra Fría”, tal y como el autor definía al personaje. Desde su casa de Jamaica, “Goldeneye”, Fleming escribió más de diez títulos de la saga. Falleció en 1964, dejando sin acabar El hombre de la pistola de oro.
James Bond era en ese momento, junto a los Beatles, un auténtico fenómeno de la cultura pop. Juan Tejero, autor de, probablemente, el mejor libro en español que hay sobre el personaje, afirma que el empuje de las primeras películas de los sesenta es el culpable de que hoy día “uno de cada 3 habitantes de la Tierra conozca a James Bond”.

En 1962, los productores británicos Harry Saltzman y Albert R. Broccoli decidieron financiar la primera película, tras los intentos infructuosos de Ian Fleming de introducir su personaje en el mundo del cine (llegando a contactar con directores como Alfred Hitchcock, que rechazaron el proyecto). Después de pensar en actores como Cary Grant, David Niven o Roger Moore (descartado entonces por considerarlo “poco varonil”), finalmente se decantaron por Sean Connery, un escocés relativamente desconocido qua había participado en el concurso de Mister Universo. Fleming se mostró de acuerdo con la elección del actor, motivada sobre todo por su evidente masculinidad.

Agente 007 contra el Doctor No (Terence Young, 1962) presenta muchos de los rasgos de la serie en potencia, pero aún sin desarrollar. En ella, Bond se enfrenta a un científico chino desertor que planea sembrar el caos en la carrera espacial entre EEUU y la URSS. Se trata de una película artesanal e ingeniosa, fresca en su planteamiento y, como sus sucesoras, bastante adelantada a la época en su manera de presentar el sexo y la violencia (es inolvidable la escena de Ursula Andress saliendo del agua en bikini, que puso de moda esta prenda). El Kremlin y el Vaticano condenaron la película, que conquistó al público. En contra de las expectativas, esta relativamente modesta producción británica se abrió también paso en el mercado internacional.

La grata respuesta del público y los beneficios obtenidos con Doctor No (que cubrieron de sobra los gastos del rodaje) provocaron la aparición de una secuela al cabo de un año, Desde Rusia con amor (Terence Young, 1963), en la que se subió la apuesta por el suspense y el erotismo, así como por la intriga en la línea del cine de espías más clásico.

Desde Rusia con amor es una gran película, un título de lo más entretenido y loable. Su impacto fue mundial, garantizando la continuidad de la saga. Sin duda, este filme cumplía con las expectativas creadas por su predecesora y daba aun más. Destacan el planteamiento, las localizaciones, el tema principal de la película interpretado por Matt Monro y las escenas de acción, sobre todo la pelea del tren entre Bond y uno de los sicarios de SPECTRA. El equipo técnico repitió casi al completo y de nuevo dirigió Terence Young, para algunos la esencia de James Bond y quien realmente educó a Connery en el refinamiento que requería el papel.


En Desde Rusia con amor –aunque se había mencionado en Doctor No- se presenta formalmente a la organización criminal SPECTRA que tendrá continuidad en la saga durante todo el periodo Connery (con la excepción de Goldfinger). Es particularmente recordada la caracterización del jefe de la organización, Ernst Stavro Blofeld, al que nunca se ve la cara, y al que siempre le acompaña un adorable gato blanco. SPECTRA, cuyos miembros tienen asignado un número, es una organización que será copiada y parodiada hasta la saciedad en posteriores películas que llegan a nuestros días, pasando del Austin Powers de Myke Myers a la serie de animación Inspector Gadget.

La tercera película de la saga, James Bond contra Goldfinger (Guy Hamilton, 1964), podría considerarse la más distintiva de todas, así como la primera en la que la fórmula para hacer películas de James Bond queda perfectamente definida con una serie de elementos que tendrán continuidad en sus sucesoras. Goldfinger es el patrón mediante el que se crearon las películas posteriores, y es por eso que algunos críticos la consideran la mejor de la saga: está incluida en prestigiosas listas y libros como 1001 películas que hay que ver antes de morir. Esa fórmula del éxito de la que hablo es la siguiente: una secuencia de créditos con figuras femeninas acompañada de una canción (de Shirley Bassey, en este caso), música de John Barry, inigualables platós de Ken Adam, vehículos con sorprendentes gadgets, villanos megalómanos con perversísimos e increíbles planes, un teaser (secuencia precedente a los créditos) lleno de acción que presenta el final de otra aventura, Martini con vodka mezclado no agitado,…

Algunos críticos creen que con Goldfinger la saga de Bond deja de ser cine de espías (si es que alguna vez lo había sido puramente) para convertirse en una especie de cómic en movimiento.

En este título, Bond aquí se enfrenta a Auric Goldfinger, un poderoso hombre dispuesto a acabar con la economía de los Estados Unidos detonando una bomba nuclear en Fort Knox. Su capacidad de seducción llega al extremo, al conseguir incluso que una lesbiana en el bando de los malos deje de serlo y se preste a colaborar tras revolcarse con él en un pajar. También es capaz de ser sometido a cualquier prueba, hacer cualquier cosa y acabar con “los malos” sin mancharse su traje ni despeinarse. Huelga decir que la película fue un éxito rotundo en la fecha de su estreno.


Operación trueno (Terence Young, 1965) retoma la lucha entre Bond y SPECTRA: aquí se las ve con el número 2 de la organización, Emilio Largo, que pretende crear el caos mundial amenazando con destruir una importante ciudad (finalmente Miami) si el gobierno de Gran Bretaña no accede a un multimillonario chantaje. Conviene resaltar que, de una película a otra, la saga Bond mejora sus efectos visuales, aumenta su presupuesto y es, asimismo, precursora de género del cine de acción, pues presentar situaciones que, aunque hoy día las tengamos reconocidas como características del mismo, no eran tan habituales para el público de la época. Estoy hablando de las persecuciones de coches y las peleas cuerpo a cuerpo, cada vez mejor realizadas. Algunos especialistas en este tipo de cine ven en Bullit (Peter Yates, 1968) la primera persecución de coches de la historia –entendiendo el término como lo conocemos actualmente-, pero ya en Desde Rusia con amor y Goldfinger se presentan persecuciones en distintos medios, aten diendo a ciertos patrones con los que las conocemos hoy en día.

También las peleas, muy bien coreografiadas y dirigidas, serían mundialmente imitadas y mejoradas. Teniendo en cuenta la buena acogida de los títulos anteriores y la necesidad de subir la apuesta para satisfacer a un público cada vez mayor y más internacional, Saltzman y Broccoli, los productores, apostaron en Operación trueno por las escenas submarinas (algo que no era precisamente habitual en el cine comercial), entre las que se encuentra la batalla final. Aunque algunos opinan que esta última película es más floja que las anteriores, personalmente considero Operación trueno un espectáculo fascinante y se sitúa entre mis películas favoritas. Destacan el tema principal, interpretado por Tom Jones y la belleza de la chica Bond de la película, Claudine Auger, ex-Miss Francia.



Tom Jones - Thunderball

No hay comentarios:

Publicar un comentario